jueves, 30 de agosto de 2012

Gastón Mena supo a los 10 años que era hijo de desaparecidos

“Yo no soy tu mamá, soy tu tía”

 Por Alejandra Dandan

El fiscal Marcelo García Berro le pidió que contara todo lo que pudiera sobre el secuestro de sus padres, Marta Alvarez y Francisco Hugo Mena. “Lo que yo recuerdo empieza a partir de los seis años”, dijo Gastón Mena. “Vivía en José C. Paz con la persona a la que yo le decía mamá, Lidia Ester Mena, y la que yo le decía papá, Oscar Felipe Alvarez. Más allá del maltrato, a partir de los 6 hasta los 8 o 9 empiezo a meterme en un campeonato de fútbol Evita y a jugar a la pelota en el barrio. Las personas mayores me decían que jugaba igual que Pelé. Yo pensaba que me lo decían por Pelé el brasileño, pero después me di cuenta de que era porque a mi viejo Hugo Francisco Mena le decían Pelé o Mariano. Ya en el último campeonato yo tenía 10 años (y ganaron), viendo todas las diferencias en la casa, una persona mayor me dice: ‘Si tu papá estuviera vivo estaría muy orgulloso de vos’. Ese día salí corriendo a la casa, estaba la persona que yo le decía mamá y le digo: ‘Quiero saber la verdad’. Estaban Oscar y los dos hermanos. Me dijo: ‘El no es tu papá, es tu tío; yo no soy tu mamá, soy tu tía y ellos son tus primos’. Yo tenía casi 11 años. Ahí me cayó toda la angustia, porque entendí por qué eran las diferencias que yo veía. No me dijeron más nada. Me dijeron eso, la persona que yo le decía mamá, me dijo: ‘Lo único que te voy a decir es que tus papás son desaparecidos’. Para mí era algo nuevo en el diccionario de un pibe de 11 años.”

Cuando llegó el Mundial y la Argentina dejó afuera a Inglaterra, Gastón salió a festejar y volvió tarde a la casa. “Recibí tal paliza de Oscar y me echa de mi casa. Desde los 11 años a los 17 estuve en la calle. Tuve la suerte de que una persona me dio contención y amor. Me puso una (maestra) particular para terminar mi colegio. Teniendo 18 años, un día me dice: ‘Quiero saber por qué estuviste en la calle’. Yo le dije: ‘Lo único que sé es que soy hijo de desaparecidos’.” La mujer lo acompañó a Abuelas de Plaza de Mayo. “Conocí a gente que sabía de mí y yo no sabía de ellos”, dijo Gastón. “Empecé a armar todo ese rompecabezas. Recibo una foto. Estaba mi papá, un bebé y mi mamá. Es la primera vez que veo los rostros de mis viejos.”

Se encontró con su abuelo paterno, luego con una tía, y con una tía abuela con los años. Con cada uno reconstruyó una historia distinta de lo que había pasado con sus padres. El jueves pasado, dijo en la audiencia, recién supo dónde habían estado secuestrados sus padres. “¿El jueves pasado?”, le preguntó el fiscal. “Sí”, dijo él. “Es una nueva etapa del proceso del armado del rompecabezas. No tengo más cosas para decir.” Luego preguntaron los abogados de Abuelas de Plaza de Mayo, Florencia Sotelo y Mariano Gaitán. Gastón habló de la búsqueda de su hermano o hermana. Las defensas no preguntaron nada. Cuando el tribunal le preguntó si quería decir algo más, dijo: “Que se haga justicia”.

“Lo difícil es probar dónde estuvieron”

Las huellas de las víctimas que habían dado a luz antes de ser asesinadas

En el juicio por la represión en Campo de Mayo, hijos de desaparecidos contaron cómo secuestraron a sus padres.

 Por Alejandra Dandan

“¿Usted dice que las huellas están, pero todavía no identificaron el cuerpo? ¿Y dice también que de los 336 cuerpos (que hay en las fosas comunes del cementerio de Avellaneda) ninguno corresponde a restos de fetos humanos?”, preguntó el presidente del Tribunal Oral de San Martín Héctor Sagretti. Patricia Berardi, del Equipo Argentino de Antropología Forense, volvió a decir, entonces, lo que había dicho hasta ese momento, que la burocracia del cementerio ingresó en los papeles a un cuerpo identificado como NN, pero con las huellas de Marta Alvarez, secuestrada cuando llevaba ocho meses de embarazo. Y confirmó aquella otra realidad: en el segundo día del juicio por los crímenes de siete embarazadas en jurisdicción de Campo de Mayo volvió a aparecer así la certeza de que a las embarazadas las mataban después de dar a luz.

En la segunda audiencia del juicio que se hace en San Martín se reconstruyeron las historias de dos de las siete mujeres: Marta Alvarez, secuestrada el 19 de abril de 1976 con su esposo y otros tres compañeros en Grand Bourg, y María Eva Duarte, madre de dos hijos, embarazada y secuestrada con su compañero en su casa de Los Polvorines. Declararon el hijo de Marta, Gastón Mena (ver aparte), y los de uno de los compañeros de vivienda, Francisco Enrique Tiseira. Declaró la mujer de Francisco. Y la madre y el hermano de María Eva.

“Yo soy Leopoldo Tiseira, hijo de Francisco Enrique Tiseira, detenido el 19 de abril de 1976, en Gran Bourg, provincia de Buenos Aires”, se presentó Leopoldo al lado de su hermano Horacio, a la salida del juzgado. “En la casa donde se hizo el operativo de secuestro se llevan a mi padre y a otros dos matrimonios, y en ese momento estábamos todos los hijos. Se llevan a todos los mayores, y entre ellos a Marta Alvarez, que estaba con un embarazo notorio, de unos ocho meses.”

Leopoldo tenía dos años. Horacio, uno. En la casa además estaba Gastón Mena. “Mi mamá llega a la casa al día siguiente y nos tiene que llevar a cinco chicos como pudo, en colectivo, a la casa de la abuela. Prácticamente no se podía encargar de nosotros porque buscaba a la familia de Gastón. Gastón se quedó un mes con nosotros hasta que pudieron ubicar a la familia.”

Los hermanos pudieron reconstruir lo que pasó con su padre y la caída, porque entre los que se llevaron ese día estaba uno de sus tíos, Julio Visuara, que se escapó de Campo de Mayo. Es uno de los pocos relatos de sobrevivientes del centro. Su testimonio lo reprodujo en un cable la Agencia Ancla, llegó a la CADU, al Parlamento de Estados Unidos. A Julio volvieron a secuestrarlo en 1978 y está desaparecido.

“Nuestro tío Julio Visuara se fuga y por su relato supimos que todos estuvieron en Campo de Mayo”, dice Leopoldo. “Lo difícil es poder demostrar dónde estuvieron; primero no era fácil fugarse y cuando se fuga cuenta todos los detalles: desde que llega la patota a la casa, las golpizas, las torturas, las violaciones en Campo de Mayo, las descripciones del grupo que se los llevó y los apodos de los torturadores. El tío cuenta que nuestro padre es quien desde una ventanita saca las primeras conclusiones: ve el tren, la ruta 8, el colectivo 176 y dice: ‘estamos en Campo de Mayo’.”

La ventana contiene otra historia. “Por esa ventanita, mi tío estuvo por suicidarse al escuchar que habían violado a su mujer y cómo habían sido los interrogatorios. Cuando quiso hacerlo, mi padre no lo dejó. Le dijo: ‘¿Cómo vas a hacer eso?’. Y lo convence de que de-sista. Y eso, dice él, que es lo que lo rearmó anímicamente como para que decida escaparse.”

Francisco es uno de los cuerpos que identificó el EAAF. Y a partir de sus datos registrados por su nombre real, los antropólogos llegaron a ver cómo y dónde habían ingresado al resto del grupo todos como NN. Los mataron el 6 de mayo de 1976, en Ezeiza. Sus restos tenían lesiones en el cráneo: cuatro impactos de proyectil de armas de fuego. Los antropólogos también identificaron a Norma Benavídez y Francisco Hugo Mena. Faltan dos identificaciones del grupo, entre ellos Marta Alvarez y otra mujer de la que no tienen muestras de la familia. En lo que pareció un llamado más allá de la sala, Berardi dijo que “la familia no se ha acercado, así que no vamos a saber nunca cuáles son sus restos”.

martes, 28 de agosto de 2012

Merlo: La Cámara confirmó la prohibición de hacer reformas en un edificio policial que fue CCD

La Cámara Federal confirmó la medida judicial que prohíbe realizar reformas en un inmueble en el partido bonaerense de Merlo donde funcionó una comisaría en la que se torturaba a detenidos privados ilegalmente de su libertad durante la dictadura militar. Fuentes tribunalicias indicaron que la Sala I de la Cámara se opuso al pedido de la Municipalidad de Merlo, que reclamaba el cese de la medida de no innovar sobre el sitio en el cual se emplazaba la comisaría de la localidad de Libertad, perteneciente a esa comuna. En primera instancia, el juez federal Daniel Rafecas rechazó el pedido del municipio ante la necesidad de preservar el espacio ubicado en Eva Perón 1221 de Libertad, para su reconocimiento por quienes habrían sufrido secuestros durante la dictadura.

La Sala I de la Cámara recordó que la medida fue dispuesta por Rafecas a pedido de la Dirección de Derechos Humanos del Municipio de Morón y del fiscal Federico Delgado, quien interviene en la “megacausa” por violaciones a los derechos humanos en la órbita del Cuerpo I del Ejército. Según el legajo 6610 de la CONADEP, lo que era la Comisaría 2ª. de Merlo “habría funcionado como un Centro Clandestino de Detención y Tortura” en la denominada Subzona 16.

"Advertimos que la prohibición de innovar dictada deviene necesaria a los efectos de conservar el inmueble en cuestión y poder desarrollar sobre aquél las diferentes medidas probatorias”, expusieron los camaristas Jorge Ballestero y Eduardo Farah. Ante el “peligro de derrumbe” alegado por la municipalidad de Merlo para que cesara la medida de “no innovar”, los camaristas encomendaron a Rafecas “extremar los recaudos” para realizar “de inmediato” las diligencias probatorias, y así evitar que el tiempo de la cautelar se torne “incierto”

jueves, 23 de agosto de 2012

Los siete casos de embarazadas

- Marta Graciela Alvarez y Francisco Hugo Mena. Marta estaba embarazada. Con ellos secuestraron a Francisco Tiseira, Julio Visuara y Norma Argentina Benavides, que también son víctimas en este juicio. Los secuestraron el 19 de abril de 1976 en Tortuguitas. Los interrogaron y trasladaron a uno de los centros clandestinos de Campo de Mayo. Marta y Francisco Tiseira murieron como consecuencia de disparos en la cabeza. Fueron identificados. Los otros están desaparecidos.

- Ana María Lanzillotto y Domingo “el Gringo” Menna. Ana María estaba embarazada de ocho meses, la secuestraron el 19 de julio del ‘76 en Villa Martelli, en un operativo en el que cayó la conducción del PRT-ERP. Los vieron en uno de los centros de Campo de Mayo. Domingo fue torturado. Los dos están desaparecidos.

- María Eva Duarte y Alberto Samuel Aranda. María Eva Duarte estaba embarazada, la secuestraron el 9 de septiembre de 1977 en Los Polvorines. Tenía otros dos hijos, Lorena de 2 años y Alejandro de 7 meses, que quedaron con los vecinos. Alberto fue privado de la libertad ese mismo día en la parada del colectivo cuando volvía del trabajo. Los dos están desaparecidos.

- Isabel Acuña y Oscar Gutiérrez Sesarego. Ella estaba embarazada. La secuestraron el 26 de agosto del ’76 en Ramos Mejía. Habrían sido alojados en el sótano de la comisaría 4ª de San Isidro provenientes de otro centro. Están desaparecidos.

- Myriam Ovando y Raúl De Sanctis. Ella estaba embarazada. Los secuestraron entre el 1º de abril y 20 de mayo del ’77. A ella en Escobar y a él en la estación de Campana. Los dos están desaparecidos.

- Susana Stritzler. Estaba embarazada. Fue secuestrada el 21 de diciembre de 1976 en Boulogne por un grupo vestido de civil. Está desaparecida. Con ella, en la causa están incorporados Miriam Ardito Calvo, Nélida Beatriz Ardito Calvo, Roberto Coma Velasco de Ardito.

- Beatriz Recchia y Antonio Domingo García. Beatriz estaba embarazada. El tramo incluirá el secuestro de Juliana que estuvo secuestrada con ellos.

“Este juicio es sanador y liberador”



Reynaldo Bignone, Santiago Omar Riveros y Eugenio Guañabens Perelló están acusados por los secuestros y desapariciones, entre ellos de siete militantes embarazadas. Críticas por la brevedad de la primera audiencia y la poca frecuencia de éstas.

 Por Alejandra Dandan

“¡Doce años tenía cuando me torturaron!”, se oyó en medio de la sala. El silencio con el que empezaron a levantarse para salir los tres represores se partió con ese grito sacado desde el alma. “¡Asesinos!”, se oyó.“¡Genocidas!” “¡Violadores!” Alguien entonces logró mancomunar las voces que habían desatado. “¡Treinta mil compañeros desaparecidos!”, vivó. “¡Ahora y Siempre!”, respondió la sala.

Reynaldo Bignone, enfundado en saco de invierno pesado, y Santiago Omar Riveros se sentaron al costado de los integrantes del Tribunal Oral Federal 1 de San Martín, uno al lado del otro. En la silla de atrás, con la cara tapada entre las arrugas, lo hizo Eugenio Guañabens Perelló, director de la Escuela de Apoyo para el Combate General Lemos de Institutos Militares en 1977. Sólo tres de los diez acusados de este juicio que acaba de empezar en San Martín, por los crímenes de veintiún personas en la jurisdicción de Campo Mayo, entre las que hay siete militantes mujeres embarazadas, secuestradas y desaparecidas con sus compañeros. Para sorpresa de varios familiares que estuvieron ahí, algunos de los que se acercaron a la sala para ver las caras de los acusados, el Tribunal irá sentando a los demás a medida que se avance con las causas. Bignone, Riveros y Guañabens Perelló están acusados por allanamientos, privación ilegal, tormentos en el expediente de las embarazadas, el primero que se analizará en las audiencias. Riveros también está acusado por el homicidio de una de las parejas.

“Este juicio es para que se sepa la verdad de lo que pasó con mis papás y el resultado de eso, que fue mi apropiación”, dice parada en la puerta del Tribunal Carolina de Sanctis Ovando, sobre el juicio que no sólo se detendrá en el secuestro y desaparición de sus padres, Myriam Ovando y Raúl De Sanctis, sino en el que se juzgará además a sus apropiadores. Catalina recuperó su identidad en 2008. “Es sanador y liberador para mí todo este momento –dijo–, aunque todavía falta mucho porque acá vamos a estar juzgando a los que dieron las órdenes en el caso de mis papás, pero todavía falta saber quiénes se los llevaron, quiénes secuestraron a mi papá. La justicia llega, pero siempre falta.”

Momentos antes, en la sala de audiencias recién estrenada para los juicios de Campo de Mayo, los nombres de las siete embarazadas aparecieron desplegados en las manos de otros compañeros que los sostenían en toda la sala. Una mujer de Malvinas Argentinas sostuvo la foto de María Eva Duarte y de su compañero, Samuel Aranda. Ella estaba embarazada de dos meses. “¡Hoy estoy quebrada!”, suspiró apenas se sentó al lado del cartel Sara Fernández: “¡Mirale la carita!”, dijo la abuela de Sebastián Bordón barrida por las lágrimas. “¡Estos son los mismos tipos que se llevaron a Sebastián, la policía brava del Proceso!”

Juana Muñiz Barreto estaba un poco más adelante. Anotó cada cosa en una libreta. La hija del diputado Diego Muñiz Barreto, asesinado por la dictadura y por el que fue condenado Luis Aberlado Patti, esperaba a alguno de los acusados que todavía no llegaron al juicio. Entre otros, a Julio San Román, alias “Cacho”, y a Hugo Miguel Castagno Mongue, alias “Yaya”, los dos oficiales de Gendarmería, jefes de la custodia de El Campito, el centro clandestino de Campo de Mayo, parte de la trama de represores que aún no fueron juzgados por el crimen de su padre.

Media hora después de las 10, el presidente del Tribunal, Héctor Sagretti, abrió el debate con la lectura de la acusación abreviada, de acuerdo con las pautas de la Cámara de Casación para acelerar los juicios. Una secretaria leyó una síntesis con la reconstrucción de los secuestros de las mujeres y los casos en los que ellas aparecen como parte de una trama más amplia en la que cayeron otros compañeros. Luego les dieron la palabra a los acusados. Riveros lo único que dijo es que estaban mal los datos de su domicilio. Bignone dijo lo mismo. Y como si se hubiesen puesto de acuerdo, Guañabens Perelló a su turno volvió a decirlo. Ninguno declaró. Todos se remitieron a declaraciones anteriores. Cuando la secretaria del Tribunal se disponía a leerlas, el fiscal Marcelo García Berro pidió al Tribunal que las diera por leídas. En la lógica de acelerar el debate, las querellas dijeron lo mismo. Y listo. Poco más de media hora después de haber comenzado un juicio esperado desde hace años –y hace año y medio por falta de salas–, la primera jornada se terminó. Sagretti dispuso un cuarto intermedio hasta la semana próxima. Y aclaró que todavía no sabían si iban a poder seguir el cronograma previsto, que iban a intentarlo, pero que tienen otros juicios y uno de los jueces sigue un debate similar en Mar del Plata.

La sala se paró en completo silencio, como paralizada por eso que no acaba de empezar. “¿Cómo es posible que se haya hecho así?”, dijo Daniel Cabezas de la Comisión Campo de Mayo, parado con la foto de su hermano Gustavo desaparecido, al que se llevaron sangrando después de descargarle una serie de disparos mientras repartía volantes en una plaza. “Es maravilloso que empiece el juicio, reivindicamos que se esté juzgando, pero pedimos otra forma de organización, porque si no esto va a durar cien años.” El abogado querellante Pablo Llonto se pronunció en el mismo sentido. “La audiencia duró media hora en una sala nueva después de tanto esfuerzo y hoy se podía haber seguido con la etapa testimonial”, dijo. “Los reclamos de los jueces son porque la Cámara de Casación debe completar los tribunales con otros jueces para que no ocurra lo que está pasando, que un juez no puede seguir el debate porque se va a Mar del Plata.”

Las audiencias están previstas de dos jornadas a la semana, pero cada quince días. El cronograma distribuido por los querellantes entre los que está Justicia Ya!, la abogada Alcira Ríos, Abuelas de Plaza de Mayo y la Secretaría de Derechos Humanos indica, sin embargo, que las próximas cuatro semanas tendrán un día de audiencias cada vez.

Sexta causa por Campo de Mayo

El Tribunal Oral Federal 1 de San Martín inició el sexto proceso por crímenes de lesa humanidad, entre ellos el secuestro y desaparición de 7 embarazadas que dieron a luz en una maternidad clandestina y la apropiación de una nieta hoy restituida.
    
Los imputados en el debate oral y público son diez, de los cuales tres, el ex dictador Reynaldo Bignone y los represores Santiago Riveros y Eugenio Guañabens Perelló, estuvieron presentes por estar acusados en la primera causa que se ventila a partir de este jueves.

El Tribunal integrado por los jueces Héctor Sagretti, Daniel Cisneros y Daniel Petrone comenzó la lectura de elevación a juicio pasadas las 10 en la nueva sede tribunalicia de Pueyrredón 3728, partido de San Martín, destinada especialmente a la realización de juicios por delitos de lesa humanidad cometidos en la jurisdicción de Campo de Mayo.

Los acusados, además de Riveros (ex comandante de Institutos Militares) y Bignone (segundo de Riveros), son Luis Sadí Pepa, Eugenio Guarañabens Perelló, Julio San Román, Hugo Castagno Monge, Carlos Eduardo Somoza, Carlos Tomás Macedra, Carlos del Señor Garzón y María Francisca Morillo, estos últimos acusados por apropiación de Laura de Sanctis Ovando.

Tres de las causas que se juzgan corresponden a siete embarazadas desaparecidas junto a sus parejas y en un caso una asesinada en Campo de Mayo.

Las embarazadas desaparecidas junto a sus parejas son Marta Graciela Alvarez, Ana María Lanzilotto, María Eva Duarte, Isabel Acuña, Miryam Ovando, Susana Stritzler y Beatriz Recchia.

Antes del inicio del juicio, Laura Catalina de Sanctis Ovando -cuyos padres fueron secuestrados en Campo de Mayo, estando su mamá embarazada de 6 meses- señaló  que "este juicio significa abrir heridas, limpiarlas y aliviarlas, y también es una manera de honrar y hacer presentes a mis padres".

"También es importante que toda la ciudadanía sepa que el Estado que perpetró crímenes de lesa humanidad hoy exponga y castigue a los culpables", afirmó Ovando, nieta restituida en 2008 y cuya causa por apropiación fue incorporada al debate.

Por su parte, el abogado querellante por la agrupación Justicia Ya!, Pablo Piatigorsky, indicó que "la postura de la querella será inscribir los delitos en el marco de un genocidio", y precisó que solicitarán la condena de cumplimiento efectivo en cárcel común, ya que "el argumento de ancianidad no puede ser utilizado como elemento de impunidad".

Junto con el abogado Jorge Briozzo, el letrado planteó que las más de 20 víctimas de este juicio "deben ser tratadas como desaparecidas y, por lo tanto, se exigirá saber dónde están sus cuerpos".

Gastón Hugo Mena, hijo de Marta Graciela Alvarez y Hugo Francisco Mena -secuestrados y desaparecidos cuando tenía tres años y su madre embarazada-, espera que durante el juicio a los asesinos de sus padres "digan quién tiene a mi hermano o hermana nacida en cautiverio porque es la pieza más importante para armar el rompecabezas de mi vida".

También espera conocer a los que "vieron por última vez a mi mamá embarazada y saber dónde está", señaló el joven de 34 años que en 2010 pudo enterrar los restos de su padre, identificado por el Equipo Argentino de Antropología Forense.

Estuvieron presentes en la primera jornada del juicio la integrante de Madres de Plaza de Mayo-línea fundadora, Mirta de Baravalle; Angela "Lita" Boitano, de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas; el diputado nacional y nieto restituído Horacio Pietragalla Corti; y los nietos Victoria Montenegro, Guillermo Pérez Roisinblit y Lorena Battistiol.

Afuera del edificio, familiares y agrupaciones de derechos humanos y políticas esperaban el inicio del juicio con cánticos, banderas y pancartas con los nombres de los detenidos desaparecidos.


Campo de Mayo fue uno de los mayores centros clandestinos de detención con 5 mil hectáreas en el conurbano bonaerense y allí funcionó la maternidad clandestina y tres lugares de alojamiento de secuestrados.

A esa guarnición eran llevados secuestrados de la zona 4 del Ejército que abarcaba San Miguel, Vicente López, Tres de Febrero, Pilar, Escobar, Tigre, San Fernando, General San Martín, Exaltación de la Cruz, Zárate, Campana y San Isidro.

Los partos se hacían en el hospital Militar de Campo de Mayo, a cargo del fallecido médico militar Julio Caserotto y también bajo la órbita de Norberto Bianco, un médico extraditado desde Paraguay.

lunes, 20 de agosto de 2012

La represión ilegal en Campo de Mayo

Empieza el jueves el proceso por la desaparición de 7 embarazadas, entre otras víctimas

Reynaldo Bignone y Omar Riveros estarán sentados nuevamente en el banquillo junto con otros siete torturadores que por primera vez llegan a juicio. Entre ellos, el ex teniente Carlos Tomás Macedra, identificado recientemente.

El jueves arranca un nuevo juicio por los crímenes de lesa humanidad ocurridos en jurisdicción de Campo de Mayo. Un núcleo serán siete casos de militantes mujeres embarazadas, secuestradas con sus compañeros, que dieron a luz en cautiverio y permanecen desaparecidas. Entre ellas, Ana María Lanzillotto, cuya historia puede pensarse como puerta de entrada a lo que fue la caída de la dirección del PRT-ERP

en julio de 1976, con la causa madre aún en instrucción. El juicio además acaba de incorporar la caída de dos jóvenes militantes de la UES, asesinados mientras distribuían volantes en la plaza de Martínez. Ese caso es clave para entender la potencia que pueden tener en este momento los testimonios de los viejos colimbas que se acercan a declarar como testigos de los operativos: la declaración de uno de ellos permitió identificar y detener recientemente al teniente Carlos Tomás Macedra, cabeza del operativo, ejecutor de esos crímenes que estará sentado por primera vez en el banquillo. Serán juzgados nuevamente Omar Riveros y Reynaldo Bignone, pero hay otras cinco situaciones como la de Macedra: torturadores, interrogadores o jefes de patotas que quedaron detenidos en el último año y van a ser juzgados por primera vez.

El juicio empieza a las 10 en la nueva sala destinada a los juicios de Campo de Mayo, ubicada en la calle Pueyrredón 3728 de San Martín. Es el séptimo juicio del distrito. En abril del año pasado terminó el juicio a, entre otros, Luis Abelardo Patti. A los graves problemas en la instrucción, con causas que durante años avanzaron a cuenta gotas, se sumó la dificultad de obtener una sala. A fuerza de pedidos y pedidos, la Comisión por la Memoria, la Verdad y la Justicia zona norte logró esta sala gestionada por el Consejo de la Magistratura.

El debate sumará ahora una serie de expedientes de distintos espacios. El primer núcleo son las embarazadas. Pese a que ese núcleo permitió darles alguna unidad a causas que venían completamente atomizadas y fragmentadas por el tipo de instrucción que hizo el juez Alberto Suares Araujo y que además permite leer la sistematicidad de la práctica a través de la sucesión de casos, es posible pensar que a las víctimas les quita la posibilidad de ser leídas en clave de sus inserciones políticas.

Las siete con sus compañeros están desaparecidos. Ellos son Marta Graciela Alvarez y su compañero Francisco Hugo Mena; con ellos cayeron Francisco Tiseira, Julio Visuara y Norma Argentina Benavides, que en este caso son víctimas de este juicio. Luego, se revisará el caso de Ana María Lanzillotto y Domingo Menna. También, María Eva Duarte y Alberto Samuel Aranda; Isabel Acuña y Oscar Gutiérrez Sesarego; Miryam Ovando y Raúl de Sanctis y el caso de Susana Stritzler pero no el de su compañero Armando Castro, asesinado en su caída. Además, se verá el caso de Beatriz Recchia y Antonio Domingo García, en un tramo que incluirá el secuestro de horas de su hija Juliana que tenía tres años.

“Ana María estaba embarazada de ocho meses cuando la secuestraron”, dice Eduardo Brizuela Lanzillotto, su sobrino. “Por testimonios supimos que la vieron en Campo de Mayo, se sabe que el embarazo llegó a término, que dio a luz y estaba bien, algunos dicen que nació una niña, pero no tenemos seguro si fue niña o niño. Nosotros esperamos que en el juicio se abra la posibilidad de que esta gente diga qué pasó con esa criatura, aparte de saber qué pasó con mis tíos. Nos encantaría mucho llegar a mi prima o primo. Su hermano Ramiro lo sigue buscando incansablemente. Ahora queremos saber qué pasó con sus padres, qué pasó con sus compañeros y que pasó primordialmente con el bebé.”

Otro eje será el caso de Florencia Villagra y Gustavo Cabezas. Militaban en la UES, tenían 18 años y el 10 de mayo de 1976 repartían volantes en Martínez. Un grupo de la Compañía Demostración de la Escuela de Comunicaciones, a cargo del teniente primero Carlos Tomás Macedra, los interceptó. Macedra sacó su 45, le pegó Gustavo en la cabeza y le dijo: “Hijo de puta, vas a cantar todo lo que sabés”. A Gustavo lo subieron sangrando a una camioneta. Florencia logró zafar de quien la sujetaba, pero recibió un tiro por la espalda cuando corría. Daniel Cabezas es el hermano de Gustavo. Encontró en Facebook a José Luis Aguas que en 1976 era conscripto. Aguas declaró ante el juez de instrucción en España y esa declaración permitió en mayo del año pasado detener a Macedra que ni siquiera figuraba en las listas de represores. Gustavo está desaparecido.

“Lo importante de esto es insistir con los colimbas”, dice Daniel Cabezas, querellante de la causa e impulsor con la Comisión de Campo de Mayo de la campaña que estimula los testimonios de los ex conscriptos. “José Luis Aguas era un colimba que participó del operativo y con su aporte logramos reconstruir todo lo que sucedió con detalles muy precisos, no sólo del operativo sino de la personalidad de Macedra, un teniente primero que en otro momento viola a una piba, eso lo cuenta Aguas. Lo destacable es ver cómo a través de ellos logramos reconstruir esto, lo que no sabemos es qué pasó con mi hermano. Después de que se lo llevan de la plaza perdemos el rastro, pero por lo que cuentan los colimbas supimos que lo llevaron al Batallón Esteban de Luca, y de ahí no sabemos a dónde.”

Entre los acusados, además de Riveros y Bignone hay otros de jerarquía, entre ellos algunos serán juzgados por primera vez. Ellos son Luis Sadí Pepa, ex director de la Escuela de Comunicaciones del Comando de Institutos Militares en 1977 que llega a juicio por Antonio García y Beatriz Recchia. También, Carlos Eduardo José Somoza, alias “Gordo 2”, oficial de inteligencia del Ejército, uno de los torturadores más violentos de El Campito; Eduardo Oscar Corrado, del comando de Institutos Militares; Julio San Román, alias “Cacho”, oficial de Gendarmería, uno de los jefes de la custodia de El Campito y Hugo Miguel Castagno Monge, alias “Yaya”, también de Gendarmería, el otro jefe de la custodia.

También serán juzgados los apropiadores directos de Laura Catalina de Santis, Carlos del Señor Hidalgo Garzón, oficial de inteligencia del Batallón 601 y su mujer María Francisca Morillo.

El juicio estará a cargo de los jueces Héctor Sagretti, Daniel Cisneros y Daniel Petrone. El fiscal será Marcelo García Berro. Actuarán como querellantes los abogados Mariano Gaitán, Florencia Sotelo y Alan Iud de Abuelas de Plaza de Mayo; Ciro Annicchiarico por la secretaria de Derechos Humanos de Nación y Pablo Llonto por el caso Cabezas.

domingo, 19 de agosto de 2012

Comienza juicio por maternidad clandestina, secuestros y asesinatos en Campo de Mayo

El ex dictador Reynaldo Bignone será juzgado desde el jueves próximo, junto a los represores Santiago Riveros, Eugenio Guañabens Perelló y otros, acusados por secuestros y violaciones a los DD.HH.

Para este juicio el Tribunal Oral Federal 1 de San Martín juntó cinco causas, tres de ellas correspondientes a embarazadas desaparecidas junto a sus parejas y en un caso una asesinada en Campo de Mayo, explicó el abogado de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación Ciro Anicchiarrico, quien es querellante en el proceso.

Entre ellos a ocho embarazadas que dieron a luz en la maternidad clandestina que funcionaba en la guarnición militar de Campo de Mayo en la última dictadura.

Además se juzgará el caso conocido como "los panfleteros": dos adolescentes de 18 años que caminaban por la calle con volantes y panfletos cuando fueron interceptados por una patrulla mixta militar-policial.

La joven Florencia Villagra se asustó, salió corriendo y fue baleada por la espalda y asesinada por el oficial a cargo del operativo Carlos Macedra, quien se sentará el jueves en el banquillo de los acusados tras haber sido detenido gracias a la declaración de un ex conscripto de la época que lo identificó.

Gustavo Cabezas, el joven que iba con ella, fue secuestrado y está desaparecido en el hecho ocurrido el 10 de mayo de 1976.

Este caso fue incorporado el mes último por el tribunal y fue uno de los motivos de la suspensión del juicio hasta el jueves 23 a las 10, en una nueva sede alquilada por el Consejo de la Magistratura de la Nación, después de cinco procesos anteriores que debieron efectuarse en distintos recintos, como una sociedad de fomento y un teatro.

Otros juzgados, además de Riveros (ex comandante de Institutos Militares y del ex jefe de Campo de Mayo), Bignone (ex dictador), Guañabens Perelló (por entonces director de la Escuela de Servicios para Apoyo de Combate de Campo de Mayo) y Macedra, serán Luis Sadi Pepa, Osvaldo García, Carlos del Señor Garzón y María Francisca Morillo.

También se juzgará a dos gendarmes, Julio San Román y Hugo Castagno Monge.

El Tribunal fijó audiencias dos veces por semana en agosto y septiembre y cada 15 días en octubre, porque sus jueces deben asistir a juicios orales de otros tribunales de la jurisdicción.

Entre los ocho casos de embarazadas incluidos en el juicio están los de García-Recchia y Ovando, cuyos bebés fueron apropiados apenas nacidos en ese centro clandestino de detención.

Por la apropiación de la recién nacida Laura Ovando, nieta recuperada en setiembre de 2008, serán juzgados María Francisca Morillo y Carlos del Señor Garzón, quienes inscribieron a la beba como hija biológica nacida en el hospital militar de Campo de Mayo.

Su madre, Tita Ovando, fue secuestrada a los 22 años el 1 de abril de 1977 en la localidad de Virreyes y dio a luz en agosto.

En el juicio se tratará, además, la apropiación de Laura García Recchia, nieta recuperada por Abuelas de Plaza de Mayo, cuyos apropiadores fueron ya condenados en un proceso anterior, y otros seis casos de embarazadas en lo atinente a la responsabilidad de las máximas jerarquías del centro clandestino.

Campo de Mayo fue uno de los mayores centros clandestinos de detención con 5.000 hectáreas en el conurbano bonaerense y allí funcionó la maternidad clandestina y tres lugares de alojamiento de secuestrados.

Se calcula que por los tres centros clandestinos que había en el lugar pasaron unas 4.000 víctimas de las cuáles sobrevivió solo un diez por ciento.

A esa guarnición eran llevados secuestrados de la zona 4 del Ejército que abarcaba San Miguel, Vicente López, Tres de Febrero, Pilar, Escobar, Tigre, San Fernando, General San Martín, Exaltación de la Cruz, Zárate, Campana y San Isidro.

La megacausa está a cargo de la justicia federal de San Martín y este será el sexto juicio oral que se realiza, ya que Bignone y Riveros tienen condenas a prisión perpetua por los anteriores procesos.

Los partos se hacían en el hospital Militar de Campo de Mayo, a cargo del fallecido médico militar Julio Caserotto y también bajo la órbita de Norberto Bianco, un médico extraditado desde Paraguay.

La nueva sala de audiencias donde se realizará el juicio está ubicada en Pueyrredón 3728, a dos cuadras de la Municipalidad de San Martín.